(Estracto de transcripción de la ponencia de Susan Cain, "The Power of Introverts")
"Cuando tenía 9 años fui por primera vez a un campamento de verano y mi madre me empacó una maleta llena de libros, lo que me pareció lo más natural del mundo, porque en mi familia leer era la actividad grupal principal. Esto puede sonarles antisocial, pero para nosotros esto era solo una forma distinta de ser sociable. Tenías el calor corporal de tu familia sentada junto a ti, pero al mismo tiempo eras libre de vagar por la tierra de la aventura dentro de tu propia mente.
Tenía esa idea de que el campamento iba a ser algo parecido a esto, pero mucho mejor. Imaginaba a 10 chicas sentadas en el interior de una cabaña leyendo libros cómodamente todas con camisones idénticos. El campamento parecía una fiesta, pero sin alcohol. El primer día, nuestra consejera nos reunió a todas y nos comunicó con alegría lo que íbamos a hacer cada día del resto del verano, para así motivar el espíritu del campamento. Decía algo así: "R-U-D-O-S-O, así es como deletreamos ruidoso. Ruidosas, seamos ruidosas". No sabía en base a mi vida por qué teníamos que ser tan ruidosas o por qué había que deletrear la palabra incorrectamente. Pero mostré regocijo. Lo mostré junto a las demás. Lo hice lo mejor que pude y solo esperaba el momento para ir a leer mis libros.
Pero al ir a sacar mi libro de la maleta, la chica más popular del dormitorio se me acercó y me preguntó "¿por qué eres tan sosegada?" (siendo sosegada lo opuesto a R-U-D-O-S-A) :-)
La segunda vez que lo intenté, la consejera se me acercó con expresión de preocupación y repitió cosas sobre el espíritu del campamento y dijo que todas deberíamos trabajar mucho para ser extravertidas. Y así, puse mis libros de vuelta en la maleta que puse debajo de la cama, donde permaneció hasta acabar el verano. Me sentí un poco culpable. Sentía como si los libros me necesitaran, como si me estuvieran llamando y yo los hubiera abandonado. Pero los olvidé y no volví a abrir esa maleta otra vez hasta haber regresado a casa con mi familia al final del verano.
Les cuento esta historia sobre el campamento de verano. Podría contarles otras 50 historias parecidas, sobre todas las veces que recibí la consigna de que mi forma de ser calmada e introvertida no era necesariamente la indicada, de que debería intentar ser mucho más extravertida.
Siempre sentí en lo profundo que eso era un error y que los introvertidos eran excelentes tal cual. Pero durante años negué esta intuición, y así, de entre todas las cosas, me convertí en una abogada de Wall Street en lugar de la escritora que siempre quise ser... en parte por probarme a mí misma que podía ser atrevida y asertiva también...[]"
ESCUCHAR EL RESTO DE LA PONENCIA: http://www.ted.com/talks/lang/es/susan_cain_the_power_of_introverts.html
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